Sorprendente isla que surgió en Tonga tiene un barro que parece brotar de la nada

Por Anastasia Gubin
06 de Febrero de 2019 2:50 PM Actualizado: 07 de Febrero de 2019 2:15 PM

Hace cuatro años surgió una extensa formación de rocas volcánicas en el Pacífico Sur, entre dos islas existentes del Reino de Tonga, donde antes solo había olas. Para sorpresa de los científicos en vez de erosionarse y desaparecer bajo las olas,  la vegetación está floreciendo, las golondrinas están anidando y desde su interior surge un barro que no se sabe de dónde viene,  informó la NASA el 30 de enero.

Los lugareños la llaman Hunga Tonga -Hunga Ha’apai, que es el nombre de las dos pequeñas islas vecinas.

Vegetación arraigada en el istmo plano de Hunga Tonga-Hunga Ha’apai. El cono volcánico está en el fondo. ( Dan Slayback-Nasa)

No hay ningún mapa de la nueva tierra“, dice Dan Slayback del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland. El 8 de octubre el investigador fue al trío de islas donde se unió a los científicos y estudiantes del crucero SEA de la Asociación de Educación del Pacífico Sur. Hasta ese momento las islas solo habían sido vistas desde el espacio.

Los acantilados del lago de un cráter en la isla están grabados con barrancos de erosión. Allí anidan las aves. (Dan Slayback-NASA)

Así era el escenario en 2014. Dos islas separadas por el mar.

Imagen de satélite de 2014 de las islas Hunga Tonga y Hunga Ha’apai (NASA)

Este es el nuevo escenario visto en 2018:

La isla volcánica Hunga Tonga -Hunga Ha’apai cuando cumplía tres años y medio vista desde un satélite. (NASA)

La Nasa ha estado estudiando el nacimiento de la nueva Tierra desde su nacimiento a principios de 2015, cuando el trozo de Tierra surgió del borde de una caldera submarina. En 2018 publicó las imágenes de satélite recogidas entre 2014 y 2018 revelando cómo el lugar fue cobrando una magnifica forma. Luego mandó la expedición que se acercó para descubrir en persona lo asombroso que es la nueva tierra.

“Todos éramos como niños mareados de la escuela”, dijo Dan sobre la visita junto a sus colegas Jim Garvin, Goddard y Vicki Ferrini en la Universidad de Columbia, con quienes debía investigar qué hacía esta isla tan especial para que sea parcialmente resistente a la erosión.

Robert C. Seamans del programa educativo SEA en Hunga Tonga-Hunga Ha’apai en octubre de 2018. (Dan Slayback-Nasa)

El científico se acercó por la costa más tranquila del norte de la isla y en vez de cenizas encontró barro.

“La mayor parte consta de esta grava negra, no la llamaré arena – grava del tamaño de un chícharo – y usamos sobre todo sandalias, así que es bastante doloroso porque se pone debajo de tu pie”.

El investigador de la NASA, Dan Slayback, de pie en la playa de Hunga Tonga-Hunga Ha’apai sorprendido al encontrar vegetación floreciente y aves junto a un barro que no se sabe de dónde viene (NASA)

“Inmediatamente me di cuenta de que no era tan plano como parece por satélite. Es bastante plano pero todavía hay algunos gradientes, y las gravas han formado algunos patrones geniales de la acción de la onda. Luego está la arcilla saliendo del cono. En las imágenes de satélite se ve este material de color claro: es barro… un barro de arcilla de color claro, es muy pegajoso así que, a pesar de que lo habíamos visto, no sabíamos realmente qué era y todavía estoy un poco desconcertado de dónde viene porque no es ceniza”.

Además del barro, el equipo descubrió que la vegetación comenzó a echar raíces en el istmo que conecta la isla con su vecina, con parches de vegetación y hermosas flores “probablemente sembradas por los excrementos de aves en el flanco del cono volcánico”.

Las imágenes del lugar muestran también golondrinas de mar que ya comenzaron a anidar en su entorno alrededor del cráter.

Las golondrinas de mar están anidando en los barrancos alrededor del lago del cráter. ¿Puedes ver los pollitos? (Dan Slayback-Nasa)

¿Puedes ver los pollitos?”, dice Dan Slayback al publicar una de las fotos.

Además “una lechuza hizo una aparición sorpresa”, señaló Dan.

“Probablemente viven en las islas más antiguas que tienen vegetación, así como en cientos de charranes de anidación donde se han refugiado en las profundas quebradas grabadas en los acantilados que rodean el lago del cráter”, dijo la Nasa.

”Las observaciones satelitales parecían mostrar playas poco profundas en el lado sur de la nueva isla que les permitiría aterrizar. Sin embargo, si bien los satélites son herramientas poderosas para observar la tierra en la Tierra, no son omniscientes de todos los detalles en el suelo: estas playas resultaron ser demasiado empinadas y las olas demasiado ásperas para un aterrizaje fácil”, señaló la NASA en su blog de Nasa Erath Expeditions, el 30 de enero.

Desde que surgió la isla volcánica, captó de inmediato la atención de los científicos porque el estudio del evento les permitiría “comprender cómo se forman y evolucionan las nuevas islas en la Tierra”.

Esto “también puede dar pistas sobre cómo los paisajes volcánicos interactuaban con el agua en el antiguo Marte”.

“La nueva isla de Tonga es una de las tres únicas que han entrado en erupción en los últimos 150 años y que han sobrevivido a las olas erosionantes del océano durante más de unos pocos meses”, dice la NASA.

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