La amenaza que plantea la red 5G para la salud humana

Lo que no sabes te alarmará

Por James Grundvig
07 de Febrero de 2019 5:30 PM Actualizado: 07 de Febrero de 2019 5:30 PM

Comentario

La escena del crimen era similar a una película de Alfred Hitchcock. Ciento cincuenta pájaros muertos yacían tendidos en el suelo, caídos de los árboles en un parque en La Haya, Holanda.

El segundo de estos sucesos, el pasado otoño, hizo que los ciudadanos holandeses se cuestionaran y miraran hacia arriba. Con los fuertes estorninos con las patas para arriba que yacían a sus pies, las sospechas habituales por enfermedad, contaminación o acto criminal quedaron desechadas.

El culpable se encontraba en lo alto de una estación de tren cercana: un mástil con nuevas antenas de red 5G. La prueba del sistema de telecomunicaciones había fallado más de lo esperado. Como resultado, el ministerio holandés pospuso la subasta del espectro 5G hasta 2020.

Durante décadas, la industria de las telecomunicaciones y los gobiernos no invirtieron suficiente dinero en estudios de seguridad sobre el campo electromagnético (CEM) y la radiofrecuencia (RF), y sus efectos sobre la salud humana.

Esta negligencia se da a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) dijeron en un comunicado de prensa conjunto de 2011 que encontraron que la radiación CEM era “posiblemente cancerígena para los humanos”.

Los efectos potenciales de la contaminación por radiofrecuencia sobre la salud de las personas fueron omitidos. No solo el despliegue de redes 5G es motivo de preocupación. Las frecuencias extremadamente bajas de los enrutadores WiFi, los puntos de acceso y los teléfonos móviles también representan una grave amenaza, especialmente para los niños.

La promesa de la era digital

En un par de años, las redes 5G se convertirán en el tejido digital de conexión para drones, vehículos autónomos, cadenas de bloques, el Internet de las cosas, las cadenas de suministro, los hogares inteligentes, los medidores inteligentes, los electrodomésticos inteligentes, los edificios inteligentes y las ciudades inteligentes.

El atractivo de las velocidades de descarga súper rápidas de 5G será amplio y generalizado, pero tendrá un costo oculto de transmisiones de RF invisibles, radiación electromagnética y recepción/transmisión constante de señales WiFi que la mayoría de las personas considera como benignas.

El Dr. Martin Pall, profesor emérito de la Universidad del Estado de Washington y uno de los principales expertos en CEM del mundo, dio una charla en una exposición en el Instituto Nacional de Salud sobre los peligros de la 5G, afirmando: “Cada uno de estos efectos de los CEM llevará a amenazas existenciales a nuestra supervivencia (…) En ratones, el CEM llevó a una caída en la reproducción a prácticamente cero (…) 5G incurrirá en frecuencias y pulsaciones mucho más altas a la de estar en un microondas”.

Con la última diapositiva, el Dr. Pall leyó:

“El plan actual, que ya fue aprobado por el Congreso de EE.UU. y la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), es poner decenas de millones de antenas 5G, irradiando a cada persona y otros organismos en todo el país, sin siquiera una sola prueba de seguridad biológica sobre la genuina radiación 5G. (…) Eso es una locura”.

La Agencia de Protección Ambiental (EPA) no estudió los efectos del CEM en la salud humana, no creó estándares de seguridad y, en 1979, dejó de medir la radiación de CEM. En la página web de la agencia, hay un enlace de un informe obsoleto de 1992, “Preguntas y respuestas sobre los campos eléctricos y magnéticos”.

La OMS es aún más indignante por no informar al público de los peligros de la radiación electromagnética. Una visita a su sitio web lleva a cuestionar la carta de la organización, por la escasa cantidad de material obsoleto sobre el CEM. En el sitio web de la OMS se encuentran seis estudios sobre CEM: 1981, 1983, 1987, 1993, 2004 y 2007, y cuatro publicaciones anteriores a 2004.

Siendo el guardián mundial de la salud humana, que hace ocho años consideraba que la radiación electromagnética era “posiblemente cancerígena”, que la OMS no dé información resulta impactante.

Si bien la administración Trump pondrá en marcha un plan para reformar el gobierno de Estados Unidos, simplificando el alcance de las agencias, las estructuras jerárquicas y la consolidación de las diferentes oficinas gubernamentales, el documento de 132 páginas no menciona a la industria de las telecomunicaciones en su siguiente paso evolutivo fundamental.

Como resultado, la FCC seguirá a cargo de la salud y la seguridad de la radiación 5G, independientemente de que su organigrama haya sido ligero en cuanto a la supervisión de la salud y la seguridad.

La ciencia sobre los efectos del CEM

Apenas el otoño pasado los ciudadanos se unieron al coro de científicos que obligó a los legisladores de Michigan a celebrar audiencias sobre CEM y al Senador demócrata por Connecticut Richard Blumenthal a dar la voz de alarma sobre la tecnología 5G.

Blumenthal desafió a la industria de las telecomunicaciones a “probar que el 5G es seguro”.

Durante una entrevista por Skype, la Dra. Fiorella Belpoggi, directora de investigación del Centro de Investigación del Cáncer Cesare Maltoni, del Instituto Ramazzini, en Bolonia, Italia, explicó los problemas de la radiación de CEM y la amenaza que representa la tecnología 5G.

“El espectro de baja intensidad de RF es peligroso para los humanos. Las exposiciones ambientales consisten en tumores del cerebro y de las células nerviosas del corazón”, aseguró Belpoggi. Los mecanismos para eso no están al nivel de la piel con el calor térmico, como en la exposición al sol, sino a nivel celular en todos los organismos vivos.

“En Europa, los estudios epidemiológicos sobre las antenas de telefonía móvil también han encontrado tumores nerviosos acústicos y faciales”, dijo. “Los efectos permanecen latentes durante años. El problema es la línea de tiempo de latencia. Los cánceres suelen no aparecer por unos 20 ó 30 años. Con la generación de las pantallas, vemos problemas que causan cáncer empezando en el embrión”.

“A nivel celular, las mitocondrias (el almacén de energía) y el metabolismo (diabetes) se ven profundamente afectados por los pulsos nerviosos iónicos”, dijo. “Las ondas milimétricas no son bien conocidas; se necesitan más estudios. Me temo que el 5G podría ser como el amianto, propagándose por toda la sociedad, solo para darnos cuenta demasiado tarde del daño que ha hecho”.

Belpoggi enfatizó que la baja frecuencia tiene el mismo efecto que el CEM con “solo longitudes de onda más cortas y frecuencias diferentes, pero el mismo efecto general”.

El problema con el 5G es que sus longitudes de onda se transmiten en distancias más cortas que el 4G. Esto significa que las redes 5G requieren que se instalen millones de antenas más durante la próxima década que las actuales antenas de telefonía celular 4G. Las antenas 5G se verán al aire libre, en todas partes, fijas a los postes de luz y del teléfono y en los tejados de casas, escuelas, centros de transporte y edificios de oficinas. Estarán en todas partes.

“Las ondas de CEM y RF corrompen el ADN humano. Contribuyen al impacto ambiental del autismo, la enfermedad de Parkinson, los cánceres y el bajo recuento de espermatozoides. Necesitamos redistribuir dinero de otras partes de la sociedad, la industria y el gobierno y hacer de esto una prioridad número uno”, dijo Belpoggi, calificando al estado actual una “política demente, donde la tecnología es más importante que la salud humana”.

Para finales de año, el laboratorio de Belpoggi publicará un estudio sobre los efectos de los CEM en 2800 ratas, con 1000 ratas como medida de control. Observarán todos los órganos. El estudio fue financiado por 30.000 ciudadanos locales, ya que el Instituto Ramazzini es una organización sin fines de lucro sin la influencia de ningún gobierno o industria. El instituto colabora con los mejores científicos mundiales con experiencia en toxicología y oncología, y ha estado compartiendo datos con instituciones de Estados Unidos desde el año 2000.

En los Estados Unidos, la Dra. Sharon Goldberg, una testigo pericial, respondió a una pregunta por correo electrónico sobre los tres principales problemas de salud que plantea la tecnología 5G y el Internet de las cosas.

  1. “Las cataratas representan el 60 por ciento de todas las cirugías oculares y le cuestan a Medicare 3600 millones de dólares al año”.
  2. “La resistencia a los antibióticos y el daño al sistema inmunológico, donde la tecnología de ondas milimétricas (MMW) afecta la sensibilidad a los antibióticos (y el crecimiento) de los cultivos de estafilococos y E. coli. Los efectos agudos de la radiación CEM en sistemas/células vivas suelen ser muy diferentes a los efectos de la exposición crónica”.
  3. “La gran incógnita de MMW es el impacto en la depresión/suicidio y la epidemia de opiáceos”.

El testimonio de la Dra. Goldberg ante el Comité de Política Energética de la Cámara de Representantes de Michigan captó la atención de la legislatura estatal y del público. Un par de videos de YouTube tuvieron más de 650.000 visitas.

Hasta la fecha, solo equipos de científicos –con peticiones y sitios web difíciles de encontrar– estuvieron expresando su preocupación y publicando datos valiosos actualizados sobre la exposición a CEM. Ese debería ser el impulso para que la EPA, la FCC y la OMS actúen, inviertan en investigación, eduquen al público y actualicen su obsoleta información sobre la tecnología que impactará a todas las plantas, personas, insectos y animales.

Una moratoria en la instalación de redes 5G debe ser una prioridad absoluta.

James Grundvig es el autor de “Maestro Manipulador: La explosiva verdadera historia de fraude, malversación y traición del Gobierno en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades”. Vive y trabaja en la ciudad de Nueva York.

Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.

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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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