Exeditora del New York Times admite que el periódico se disculpó con China por un artículo crítico

09 de Enero de 2019 Noticias

Una ex editora ejecutiva del New York Times admitió que la casa editora del periódico redactó una carta de disculpa al régimen chino luego de publicar un informe de investigación sobre la corrupción dentro de la élite gobernante del Partido Comunista Chino (PCCh).

Jill Abramson, editora ejecutiva del periódico entre 2011 a 2014, escribió en su libro “Merchants of Truth” (“Mercaderes de la verdad”) que su “presión arterial aumentó” cuando se topó con el borrador de una carta del editor Arthur Sulzberger, según Fast Company. Ella dijo que la carta fue escrita con “aportes de la embajada china” y buscaba apaciguar al régimen con la esperanza de salvar los negocios del medio de comunicación en el país asiático.

Según Abramson, los funcionarios chinos se “enfurecieron” después de ser contactados para comentar sobre el artículo, que indagaba en la gran riqueza acumulada por los familiares de los principales líderes del PCCh. El embajador chino luego buscó una reunión con Sulzberger, en la que amenazó con que habría “graves consecuencias” si se publicaba la historia, contó Abramson. El embajador chino no ofreció ninguna prueba para disputar esta versión de los hechos.

A pesar de la supuesta amenaza, Sulzberger procedió a publicar la historia, que más tarde ganó un Premio Pulitzer.

A las pocas horas de publicación, los censores chinos bloquearon los sitios web del periódico tanto en inglés como en chino en China continental. Después del artículo, a los periodistas del NY Times en China también se les negaron nuevas visas, y los sitios web siguen bloqueados hasta el día de hoy.

Sulzberger tomó un vuelo a China para intentar convencer a los funcionarios chinos de desbloquear el sitio pero no tuvo éxito. El periódico recientemente abrió su sitio en idioma chino, que emplea a 30 periodistas chinos.

Abramson acusa a la casa editora de redactar una carta sin su conocimiento y con el aporte de la embajada china, “prácticamente disculpándose” por la historia.

La exeditora dijo que más tarde confrontó a Sulzberger sobre el tema de la carta en un café Starbucks. Durante la reunión, Sulzberger “pareció sorprenderse de que yo tuviera [la carta] y él seguía diciendo: ‘No hice nada malo’. Intentó meter la carta en su carpeta, pero se la arrebaté”, dijo Abramson.

Sulzberger finalmente acordó volver a redactar la carta con los comentarios de Abramson y del entonces director editorial Dean Baquet, contó. Abramson aún se oponía a la carta debido a la forma en que se disculpaba por la “percepción” que creó la historia.

En un comunicado a Fast Company, NY Times disputó la versión de Abramson, diciendo que era inexacta. La declaración no ofreció más detalles.

“Publicamos esta historia sabiendo de antemano que nuestro sitio web en chino, que se había lanzado unos meses antes, sería cerrado”, dice el comunicado, según Fast Company. “Hemos protestado enérgicamente por el cierre y continuamos financiando el sitio web para enviar una clara señal de que nuestros periodistas no pueden ser silenciados en represalia por su cobertura”.

Influencia del PCCh en la prensa extranjera

Los intentos de censurar la cobertura crítica al régimen comunista son una de las formas en que el PCCh busca influir en los medios de comunicación en el extranjero, una campaña que se ha profundizado e intensificado en los últimos años, según Freedom House.

La campaña de influencia mediática del régimen tiene como objetivo promover una visión positiva de China, alentar la inversión extranjera en el país y marginalizar y suprimir las voces disidentes, dijo la analista principal de investigación de Freedom House, Sarah Cook, en su testimonio de 2017 ante la Comisión de Revisión de Economía y Seguridad de EE. UU.

En una reunión celebrada el pasado mes de agosto sobre el trabajo de propaganda, el mandatario chino Xi Jinping dijo: “Para presentar una buena imagen, debemos mejorar nuestra capacidad de comunicación internacional, contar bien las historias de China, difundir la voz de China, mostrar al mundo una China auténtica e integral y aumentar el poder blando del país y la influencia de la cultura china”.

El régimen comunista usa una variedad de tácticas para promover su propaganda en el extranjero y censurar las noticias que son desfavorables para el régimen, dijo Cook.

Por ejemplo, antes de las elecciones de mitad de período de Estados Unidos de 2018, un importante periódico de Iowa publicó un suplemento publicitario de cuatro páginas producido por el periódico chino estatal China Daily. El suplemento incluía artículos sobre el impacto negativo de la guerra comercial en los agricultores estadounidenses de soja. Iowa es uno de los principales productores de soja en Estados Unidos. En ese momento, el presidente Donald Trump  reprendió al régimen por entrometerse en las elecciones con “anuncios de propaganda (…) armados para que parezcan noticias”.

En otros lugares, el régimen recluta a periodistas del sudeste asiático y de África para que informen positivamente sobre los proyectos de infraestructura en el marco de la iniciativa Un Cinturón, Una Ruta (OBOR) de China, un proyecto de política exterior que ha sido cada vez más escrutado por cargar a los países con deudas paralizantes.

Cook dijo que los intentos de censura van desde la acción directa del PCCh para evitar la publicación de noticias indeseables y los ataques cibernéticos a los medios de comunicación, hasta formas más sutiles de influencia, como el uso de incentivos económicos y desincentivos para inducir la autocensura por parte de los propietarios de los medios.

“La forma en que funcionan estas tácticas es la de obstaculizar y dañar (…) la sostenibilidad financiera a largo plazo de los medios de comunicación (…) que [son] críticos de Beijing”, dijo Cook al Foro Mark Palmer: El Desafío Global de China para la Libertad Democrática, organizado por el Instituto Hudson y Freedom House en Washington DC, el pasado octubre.

“[Las tácticas] comprenden un esfuerzo sistemático para indicar a […] los propietarios de los medios de comunicación que sus operaciones en China y el acceso a los ciudadanos chinos se verá amenazado si ayudan, hacen negocios o se abstienen de censurar a las voces que el PCCh ha designado como políticamente indeseables”, dijo Cook.

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